para unas eS EL MOMENTO MÁS “guay” DEL AÑO PERO PARA otras es EL MÁS ESTRESANTE.

La locura de ir de shopping a comprar los regalos, cumplir con las actividades frenéticas del calendario, las fiestas, los conciertos navideños de los niños, los pastorets, las cenas con los del trabajo, las amigas, los primos…

Aquí está el asunto: las vacaciones no son estresantes. Lo que nos estresa es nuestra percepción de lo que significan las vacaciones.

Las expectativas que proyectamos en nosotros mismos y la forma de percibirlas es justamente lo que nos causa estrés y ansiedad. Las vacaciones de invierno en realidad pueden ser un momento para disfrutar de la familia, tomar un descanso e incluso divertirse. El estrés no tiene por qué definir tus vacaciones.
Si te ocurre esto, hemos preparado esta guía con unos consejos para que no te ocurra,  para que sobrevivas y potencies tu alegría durante estas fiestas.

No te cargues de “debería”

Admite que las vacaciones no tienen que ser necesariamente un cuadro de Norman Rockwell o una revista de lifestyle. Olvídate del postureo que ves en las redes, pondría la mano en el fuego de que es todo mentira.
Abandona todos los “debería” poco realistas, las expectativas tontas que generan estrés, los conflictos y el resentimiento: “deberíamos llevarnos bien, ¡es Navidad!”, “la mesa debería estar decorada como en Pinterest”, “debería hacer regalos caseros para los profesores de los niños”, “deberíamos seguir la tradición al pie de la letra, como hemos hecho siempre…”, etc.
Son los apegos que tenemos a cómo deberían ser las cosas, lo que genera la mayor parte del estrés de las vacaciones. Déjalo ir y disfruta de lo que realmente es.

Recuerda que tu familia te quiere

Sin importar cuán chiflada creas que está tu familia o cuánto te hagan enfadar en ocasiones… Por favor, recuerda: no importa lo fantástica que parezca la gente en Instagram o Facebook, ninguna familia es perfecta… Todos tenemos nuestras cosas. No eres la única. La mayoría nos volvemos un poco locos cuando estamos rodeados de nuestra familia. Simplemente respira hondo, y recuerda que detrás de la locura hay amor y que si algún día dejan de estar ahí para desquiciarte, lo echarás mucho en falta.

Mantén tu rutina de ejercicio

Programa los momentos para practicar ejercicio, así no te pierdes ninguna sesión. Todo lo que necesitas son 12 a 20 minutos diarios. Sé constante. Toda la comida extra, la bebida y las fiestas te sentarán fatal si no mueves tu cuerpo por lo menos un par de veces a la semana.

No te mortifiques por la comida

No es necesario que te encierres en una especie de prisión anti-comida. Es poco realista —y nada divertido— privarse por completo de la comida que te gusta durante las vacaciones. No te escandalices. Sé consciente de tus elecciones. Si te encantan las galletas o el chocolate, cómelos. Disfrútalos y ya. Dicho esto, las vacaciones duran algunos días, no semanas enteras. Disfruta de Navidad, Año Nuevo y las vacaciones de invierno. Pero no inventes excusas para comer en exceso cada día porque faltan dos semanas para Navidad o solo ha pasado una semana desde Año Nuevo.

Relájate + ¡Diviértete!

Divertirse durante las vacaciones no es sólo para los niños. Como adultos, es normal que nos quedemos atrapados en los «debería», las listas de cosas por hacer y el drama familiar, tanto que se nos olvida disfrutar.
Date permiso para divertirte. No es algo tan serio.

Cuando te permites hacer el tonto y jugar aplacas las hormonas del estrés y probablemente reduces las tensiones familiares.

¡¡Felices Fiestas!!

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