Tanto para los amantes del esquí como aquellos a los que os guste desconectar rodeados de montañas y lagos, la Cerdanya es una gran opción. A poco más de hora y media desde Barcelona, os podéis perder en pueblos con encanto, degustar una genial fondue, montar a caballo, hacer excursiones por geniales lagos, o relajaros en unos baños termales naturales con vistas al Cadí.

Paseos por Puigcerdà

Puigcerdà es la capital de la comarca de la baja Cerdanya, fundada en el s.XII y rodeada por unas murallas, que quedaron destruidas por dos incendios y un terremoto. En 1260 Sancho I de Mallorca construyó el famoso Lago de Puigcerdà para regar sus tierras. Es interesante dar un paseo rodeando el lago, que se suele helar a menudo, visitar la torre del campanario del s. XII  y la iglesia románica de Santo Tomás de Ventajola. Si os gusta el shopping no os podéis perder la calle Mayor, llenita de tiendas. Os podéis alojar en el mítico Hotel El Lago ***, o si os queréis dar un capricho en el Hotel Villa Paulita *****, dónde hace unos años pude ver una genial exposición y venta especial de modelos Manolo Blahnik.

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Foto de Eliana Bartolomé. 

Las fondues de Llívia

Otro de los pueblos interesantes de la Cerdanya es Llívia, de poco más de 1.000 habitantes, es la única ciudad catalana dentro de Francia. Podéis pasear por el centro  y visitar la Pedra Dreta, un altar preromano, las portaladas del casco antiguo, la iglesia de la Mare de Déu dels Àngels y la farmacia más antigua de Europa, en el Museo de Llívia. Sin duda para comer os recomendamos La Formagerie de Llívia, un restaurante ubicado en una antigua fábrica de quesos dónde podréis degustar lo mejor de la cocina francesa como geniales fondues de camembert, de queso de oveja, de ‘ceps’, o su raclette Morbier, así como la mejor carne a la piedra.

Ir en telesilla al Llac de les Bulloses

Si os apetece naturaleza pura os recomendamos una excursión para visitar el Llac de les Bulloses, uno de los más bonitos de la región. Se puede acceder haciendo senderismo, en coche o en telesilla desde Fontromeu. Si vais en invierno y ha nevado mucho os podéis encontrar alguna dificultad para llegar hasta el dique.

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La ciudadela de Mont-Louis

Si queréis visitar un pueblo singular y con historia acercaros a Mont- Louis, situado entre Languedoc, Capcir y la Cerdanya, a una media hora de Puigcerdà. Por su enclave estratégico y altura (se encuentra a 1.600m) fue el lugar escogido para la construcción de la Fortaleza de Vauban, una de las mejores ciudadelas-militares que en 2008 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Perderos en sus callejuelas y comprad pan en su boulangerie. 

Las termas de Dorres

Si os apetece un baño al aire libre, os aconsejamos Dorres. Unas termas naturales exteriores de la época romana con geniales vistas y súper bien de precio (unos 5 euros por persona). Vale, el olor no es muy agradable debido a los sulfatos, pero las vistas al Cadí y la Cerdanya son geniales. Si hay nieve lo mejor, si os atrevéis claro, es revolcarse en ella y meterse de nuevo en las piscinas de agua caliente.

dorres

Esquí y Trinxat

Y si lo vuestro es el esquí, tenéis muchas opciones, desde las pistas francesas de Les Angles, Font Romeu, Porte Puymorens, a las catalanas La Molina- Masella, en la que podéis probar el esquí nocturno. Y para recuperar energías después de una jornada de esquí qué mejor que un buen trinxat. Uno de los mejores, por no decir el mejor, lo encontráis en el restaurant Germans Bertran en Prats y Samsó. ¡Pero sobre todo en esta temporada reservad con antelación que sino imposible tener mesa!

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¿Te apetece esta escapada?, ¿cuál de estas opciones elegirías?

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