Acabo casi de aterrizar como quien dice después de un par de semanas de viaje a India y Nepal. Aunque todo lo bueno se acaba tenía muchas ganar de contaros la escapada.
India era mi viaje soñado desde que era muy pequeña así que las expectativas eran altísimas, y ya sabemos qué pasa a veces con las expectativas. En este caso, tengo que decir que era imposible que la India me decepcionara, y así ha sido. Es un país de contrastes para el que hay que estar muy preparado física y mentalmente pero que te aporta muchísimo.
Hicimos una ruta por el archiconocido triángulo de oro: Delhi, Agra y Jaipur.
Delhi es una ciudad de 40 millones de habitantes, en la que los 47 grados que vivimos no ayudaban mucho a afrontar el caos general de la ciudad. Con un tráfico caótico en el que ves pasar toda tu vida por delante cada dos segundos y en el que habitan en los arcenes vacas, camellos, perros, cerdos, rickshaws, coches, autocares, camiones, motos, monos y un largo etcétera (aunque parezcan imposible más cosas conviviendo en una misma zona, no lo es). Pitidos para avisar de los adelantamientos, para apartar a los peatones o para asustar a una vaca, junto a miles de cables colgando de los edificios. Punto y aparte de estas anécdotas es una ciudad histórica y culturalmente muy rica.
En ella visitamos la Jama Masjid, la mezquita más grande de la India, el Raj Ghat, lugar en el que se incineró a Gandhi, la calle Raj Path con los edificios gubernamentales más importantes y la puerta de la India. También muy interesante el Fuerte Rojo, el minarete Qtub Minar, y el templo hinduista de Birla y el Templo Sikh. En Delhi a causa del turismo interno mucha gente se me quedaba mirando alucinado y me pedían fotos, nunca habían visto a una ‘foreigner’ como decían ellos, así que igual estoy en un marquito en algún comedor…¡Qué ilusión!
Jaipur, es una ciudad que emana romanticismo, la denominada ‘Ciudad Rosa’ tiene el encanto de un pueblo, con casas bajitas de color rosa, palacios coquetos como el del Maharajá, su impresionante Palacio de los vientos o el Observatorio Jai Singh con todo tipo de artilugios enormes para conocer la hora, el día, la luna e incluso el horóscopo.
Muy cerca de Jaipur hay un pueblecito que se llama Samode, que es casi lo que más me gustó de la India. Rodeado por montañas y bosques frondosos es un pueblo azul y blanco coronado por un palacio exquisito (que ahora es un hotel) en el que hay unas salas enormes decoradas con piedras preciosas. Comimos allí varios tipos de curry de carne y pescado deliciosos.
También cerca de Jaipur se encuentra Amber, un pueblo amurallado con un Palacio decorado con filigranas de mármol, jardines, y fuentes. A él subimos en elefante, toda una aventura, mientras los vendedores te tiran láminas al elefante y te venden instrumentos y marionetas del Rajastan.
De camino hacia Agra visitamos Fathepur Sikri, una capital imperial paralizada en el tiempo construida por Akbar y abandonada por falta de agua. Curioso nombre el de la Torre Akbar de Aguas de Barcelona ahora que lo pienso…
Con ganas de ver ya el Taj Mahal, y aunque lo hemos visto mil veces en foto o por la tele, te deja sin palabras de todas formas. Vale la pena después de hacer las mil fotos pasear en silencio por sus jardines, rodear el enorme mausoleo y sentir el mármol caliente en los pies (caliente o hirviendo). Es buena idea llevar calcetines. Nuestros compañeros de viaje cordobeses Yolanda y Pedro (con los que nos hemos tronchado de la risa todo el viaje) iban preparados para la ocasión. Carlos y yo dando saltos por el Taj Mahal…. También según la posición del sol el Taj Majal se refleja en el agua de sus fuentes. Impresionante la historia de amor y odio (el hijo de Shah Jahan, el emperador que mandó construir el mausoleo para su esposa que murió en el parto de su catorceavo hijo, se nombro a si mismo emperador y encarceló a su padre en su palacio por haberse gastado tanto dinero en su construcción y dejarlo casi sin herencia).
Después del Taj Mahal y el listón muy muy alto tuvimos nuestra aventura en el tren camino a Orcha y conocimos a una chica monísima india que estudiaba medicina y que lo quería saber todo sobre Barcelona, así que le dijimos que no se perdiera Barcelonette.
Al llegar a Orcha visitamos este estado principesco y sus palacios en plena naturaleza. Después fuimos a Khajuaro, de nombre impronunciable fue la visita más divertida, ya que en esta ciudad se encuentran los templos más famosos de tallas eróticas, en honor al Kamasutra, invención india y del que nos hemos traído varios ejemplares para los amigos. Y lo mejor de todo, el guía explicándonos cada escena y postura, glups. Parece que nos sonrojamos más ahora que en el s.X.
Del pueblo más erótico al más sagrado, Benarés. En el que todos los hindúes tienen que morir o al menos sus cenizas tienen que acabar en el Ganges que baña la ciudad. Dimos un paseo en barca a las cinco de la mañana para ver amanecer y las ceremonias de cremación a orillas del Ganges mientras los hindúes se bañaban en sus aguas para saludar al sol en un nuevo día. Pocas cosas te dejan sin palabras, pero este aire místico y sagrado de Benarés es una de ellas seguro.
En la ciudad sagrada acabamos nuestro periplo por la India y nos dirigíamos a Nepal, también con muchas ganas. Con los templos, palacios, simpatía y amabilidad India también dejábamos atrás las altas temperaturas, el tumulto de gente y los pitidos y tráfico. Katmandú es una ciudad entre las montañas más altas del mundo, rodeada de verde y con uno de los templos más venerados, el templo de los monos o Swayambunath. Seguro que sabéis cual es por los ojos de budha (que todo lo ven) y las banderitas con los mandras: om, mani, padme hum. Las que hacéis yoga seguro que ya conocéis este mantra. Una ciudad animada, de rostros amables, naturaleza, cultura y espiritualidad. De ella nos quedamos con nuestro guía en Katmandú, que a parte de tener un castellano perfecto, sus explicaciones sobre la espiritualidad, filosofía, cultura y religión de Nepal nos dejaron boquiabiertos.
En Katmandú visitamos el palacio de la Kumari o Diosa viviente, una niña que va de entre los 3 a los 9 años y que es elegida entre niñas ‘vírgenes’ y con unas características físicas y de carácter concretas, ya que se les hace pasar una serie de pruebas. Por ejemplo ponerlas en una sala con gente con máscaras y ver cuál es más valiente. En la visita al Palacio tuvimos la suerte de ver como la Diosa viviente se asomaba a la ventana ante la atenta mirada de todos los turistas.
También visitamos dos pueblos más que se turnaban la capitalidad con Katmandú: Patan y Baktahpur, este último un pueblo medieval precioso de suelos adoquinados en el que nuestra amiga Laura está viviendo tres meses en una ONG local. Por desgracia estaba fuera esos días pero nos dio buenos consejos para visitar su pueblo, en el que además me hice Henna en el brazo, que me hacía mucha ilusión. Es alucinante el arte y la rapidez con la que hacen estas filigranas. Según explican, además, cuanto más te dura, más dura el amor con tu amado… Y van 7 días… 🙂
Para acabar el viaje cogimos una avioneta para recorrer las montañas del Himalaya y poder ver las 4 montañas por encima de los ocho miles, entre ellas el impresionante y perfecto Everest. Dada nuestra falta de preparación para este súper reto nos conformamos con verlo desde las alturas. Aunque Carles, un poco enfermo de algo que comimos se lo pasó vomitando pobre…
La valoración general es que ha sido un viaje impresionante por la gente, los paisajes, la paz, la historia, la cultura, la gastronomía, la luz, los colores, y un largo etcétera. Los amigos que hemos hecho por el camino y las experiencias y anécdotas vividas juntos.
¿Cuál es vuestro viaje soñado?
Por cierto que si alguna tiene previsto hacer este viaje y tiene cualquier duda por favor que nos escriba que estaremos súper encantadas de ayudar!
Me encanta!! Un beso desde cordoba!
Gracias Pedro! Los mejores compis de viaje del mundo. Os echamos de menos…
Es un viaje que tengo pendiente pero viendo tus fotos, quiero ir ya!!!
Preciosas…
http://www.vilamores.com
Muchas Gracias, ya sabes, cuando te animes nos escribes y te damos la info y consejos que necesites. Un abrazo.
Diana, team barcelonette.
Uauuu. Hice este mismo viaje hace mas de 20 años y jamás lo he olvidado!!
Yo prolongué a Tailandia, pero todo lo que explicas lo revivo tal cual!
Desde entonces todo lo que tenga que ver con India me atrae de forma especial: libros, pelis, todo lo me trago 😉
Quiero repetir!
Qué guay Diana, debe haber sido una experiencia única. Como me gustaría vivirla! Gracias por compartirla con todos!
Bss