Si me sigues en instagram habrás visto que hace unos días me regalé tres horas en Rituels D’Orient en Barcelona. 

¡Qué maravilla! ¿Por qué nos costará tanto encontrar huecos para nosotras mismas? Conozco a muy poca gente que tenga la habilidad de priorizarse siempre y mimarse y cuidarse y estar en paz.

Esa mañana de miércoles me regalé dos horas sin teléfono. En Bañador. En un Hammam.

No te dejes engañar por la entrada ni la ubicación de Rituels d’Orient. Una vez cruzas la cortina es como hacer un viaje en el tiempo – espacio. En menos de un segundo apareces en un spa o un riad de Marruecos. Toda la decoración es perfecta, los colores, los olores, los tejidos, las velas…

Una vez te has puesto el bañador y dejado todas tus pertenencias en el armario bajas a otro mundo. Un mundo sin teléfono en el que tendrás que enfrentarte a tus toxinas y a tus pensamientos.

Te esperan 45 minutos en el Hammam donde sudar, deshacerte de lo malo, quitarte las toxinas, tumbarte, relajarte y DISFRUTAR. Como sabrás el Hammam es un baño árabe en el que tienes la sauna húmeda de vapor, la piscina de agua templada y la de agua fría. Lo único que oirás allí es el agua gotear, tu respiración y NADA.

En Rituels d’Orient cuidan mucho la intimidad (no tengo fotos de mi experiencia porque entre el vapor, el agua y que había otra mujer conmigo esa mañana no hubo opción) para que disfrutes de tu epxeirencia y te cruces con poca gente en el proceso.

Tras los 45 minutos empezaron los mimos. En la misma sala de abajo hay otra habitación preparada para experiencias de agua. Dos camillas de piedra te esperan para tumbarte y darte un masaje con jabón negro a base de aceitunas y eucaliptus para exfoliar toda la piel tras la sauna con un guante árabe que te llevarás a casa para repetir el proceso cuando gustes (o tengas tiempo, que en casa ya se sabe que no encontramos ratos para nosotras).

Con la piel renovada subes a las salas de masaje y puedes elegir entre diferentes aceites para tu experiencia de relax. Yo elegí aceite de jazmín. Fueron veinte minutos de masaje en brazos, manos, espalda, piernas y pies (hay opción de seguir por la cabeza pero como teníamos encuentro del Club más tarde no me daba tiempo a lavarme el pelo así que elegí no hacerlo) que me dejaron nueva y un poco traspuesta. Ya se sabe que pasar de 100 a 0 y relax absoluto en un periquete me deja siempre un poco descolocada.

Por si te pasa como a mi, una vez vestida puedes degustar un té marroquí y una pasta en la antesala de sofás. No me quería ir pero las chicas del Club Barcelonette me estaban esperando.

Te animo a que de vez en cuando te priorices y te auto-regales una experiencia así. Merece la pena. No se acaba el mundo. Sienta de maravilla. Y te sentirás poderosa al final por fuera y por dentro.

Si crees es una idea genial, compártela con quiene más se lo merezca esta Navidad con una nota que ponga “pa fuera lo malo” como la canción.

Hasta el próximo día,

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