Si te gusta la poesía, no te puedes perder Spleen de París de Charles Baudelaire repleto de pequeños poemas para llevar en el capazo de este verano y soñar y leer una y otra vez tubmada en la arena o en la piscina. Es uno de mis libros favoritos que me gusta leer y releer de vez en cuando y en el que descubro poemas nuevos cada vez que cae en mis manos. Sin duda, ‘El puerto’ es mi favorito y pienso en él cada vez que veo los barcos amarrados uno al lado del otro desde el mirador o el muelle.

Un puerto es un lugar encantador para el alma fatigada de luchar por la vida. La amplitud del cielo, la arquitectura movible de las nubes, las coloraciones cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente apropiado para distraer los ojos, sin cansarlos jamás. Las formas esbeltas de los navíos, de complicado aparejo, a los que el oleaje imprime oscilaciones armoniosas, sirven para mantener en el alma la afición al ritmo y a la belleza. Y además, y sobre todo, para el que no tiene ya ni curiosidad ni ambición, hay una especie de placer misterioso y aristocrático en contemplar, tendido en un mirador o acodado en el muelle, toda esa agitación de los que parten y de los que regresan, de los que tienen aún fuerzas para querer, deseos de enriquecerse o de viajar.

De Spleen Paris. Charles Baudelaire.

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